Adolfo Lahoza Dieste nace en Zaragoza en 1942. Desde muy joven manifiesta un interés por dos aspectos que van a forjar su vocación artística: la observación de la naturaleza y la interpretación de la misma en diferentes formatos plásticos. Todo ello le condujo a iniciar su trayectoria profesional en el ámbito de la joyería. Al mismo tiempo se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios primero en Zaragoza y después en Teruel. Durante los seis años que pasa en dichas escuelas gana por oposición el primer premio del concurso anual que organizaban estas instituciones.

  Su interés por seguir formándose le llevan a ingresar en la Facultad de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona. En la Ciudad Condal inicia una nueva andadura que será básica para su proyección artística. Los dos últimos años de universidad los cursó becado por el Ministerio de Educación y Ciencia debido a su brillante expediente académico. Para culminar su formación en Barcelona se le concedió, también por oposición, el Premio Final de Carrera, que consistía en acudir a la Residencia de Pintores de El Paular, Segovia, dirigida por el Marqués de Lozoya.

  Convencido de la importancia de enseñar y transmitir en la enseñanza secundaria una formación plástica seria y profunda a los jóvenes, se vuelca completamente en una intensa labor docente que le lleva a conseguir la Cátedra de Dibujo en el Instituto Sancho III El Mayor de Tafalla (Navarra), en el cual desarrolló su actividad pedagógica durante más de veinte años. Desde esta cátedra impulsó y dirigió una exhaustiva transformación de la programación de las Artes Plásticas dentro de la enseñanza secundaria. El Gobierno de Navarra le gratificó este esfuerzo con una amplia exposición de gran parte de su obra pictórica y escultórica en la Sala del Sobreclaustro del Departamento de Educación del propio Gobierno de Navarra en el año 2002.

  Esta faceta pedagógica la ejerce sin descuidar su labor pictórica y escultórica. En ella se observa una gran protagonista la naturaleza, ya sea humana, paisajística o de naturalezas muertas. La consecuencia de todo ello es una enorme obra artística de dibujos, pinturas y esculturas, en la que Adolfo Lahoza plasma su particular interpretación de estos modelos tomados del natural. El último objetivo de su creación artística consiste en engrandecer, magnificar y poner en valor desde pequeños rincones a grandes panorámicas para subrayar la belleza de la que estamos rodeados en nuestra vida cotidiana. En definitiva, utiliza la comunicación plástica para llamar la atención sobre figuras, composiciones, lugares o entornos que considera hermosos, sobre todo, aquellos que más siente y donde más ha vivido, los que se encuentran en las tierras de Aragón y de Navarra. La Asociación Amigos del Castillo de Loarre le quiso premiar esta labor nombrándolo, en el año 2010, Socio de Honor de esta institución por la intensa labor divulgativa que realiza de este monumento románico al ser protagonista en parte de sus cuadros y de sus dibujos.

  Algunas de sus creaciones no han pasado desapercibidas ni para instituciones ni para coleccionistas particulares. Por ello se puede encontrar obra de Adolfo Lahoza en el Museo de Goya de Fuendetodos, en el Museo de Cáceres, en el Museo de Berna, Suiza, y en coleccionistas particulares de Francia, Italia, Estados Unidos y España.

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